Las tecnologías de realidad virtual recrean lugares, entornos o situaciones del mundo real de manera digital. Puede ser más o menos inmersiva, y la persona usuaria puede llegar a sumergirse y vivir experiencias realistas en primera persona.
Esta herramienta tiene cada vez más usos en diferentes ámbitos, como el de la formación o la seguridad laboral. Con la realidad virtual se imparten todo tipo de capacitaciones, con objetivos que van desde aumentar la productividad en empresas hasta salvar vidas.
Es uno de los tipos de realidad virtual más utilizados en formación. La realidad virtual inmersiva consigue que el usuario se sumerja completamente en el entorno digital, viviendo una experiencia más realista. Para ello, son necesarios dispositivos como gafas VR u otros que detecten las partes del cuerpo del usuario, permitiéndole interactuar.
En este caso, la persona usuaria accede a la realidad virtual a través de una pantalla, interactuando gracias a elementos como ratón, teclado o mando. Un ejemplo de estos tipos de realidad virtual son los videojuegos. Con realidad virtual no inmersiva la persona no se sumerge totalmente, aunque se puede añadir sensación de inmersión con elementos como sonido envolvente.
El usuario sigue diferenciando el mundo real del virtual, aunque esta modalidad es más inmersiva que la anterior. La realidad virtual semi inmersiva combina elementos físicos con otros virtuales, como sucede con las cabinas de entrenamiento para pilotos.
De estos tres tipos de realidad virtual, la modalidad inmersiva es una de las que mayor potencial tiene en materia de formación. Un ejemplo de esto sería la formación en seguridad y salud o prevención de riesgos laborales.
Con la realidad virtual inmersiva, se pueden recrear escenarios laborales y situaciones de riesgo realistas en simulaciones. La persona encargada de impartir la formación sitúa a los empleados de la empresa ante focos de peligro de su día a día. De esta manera, los trabajadores aprenden a protegerse mientras viven una experiencia realista.
Esta tecnología permite introducir en la formación situaciones muy peligrosas o difíciles de recrear en la vida real. Extinguir un incendio, afrontar riesgos como un arco eléctrico o una caída trabajando en altura...
Además, el formador entrena la toma de decisiones de los trabajadores, que pueden cometer errores o incluso sufrir accidentes virtuales. Si el trabajador no se coloca los EPIs adecuados en una simulación de accidentes en manos, por ejemplo, podrá sufrir amputaciones. También puede sufrir quemaduras virtuales por utilizar un extintor incorrecto, o incluso electrocutarse o ser atropellado.
Todas estas variables y posibilidades refuerzan la concienciación de los trabajadores para reducir accidentes. Tras comprobar en primera persona las consecuencias graves de su error, es menos probable que lo repitan en la vida real.
Estas formaciones de prevención de riesgos con realidad virtual proporcionan varias ventajas a las empresas. Reducción de costes, data estandarizada para tomar decisiones, formación estandarizada en diversas sedes o países...
Si quieres conocer a fondo los beneficios de la formación en seguridad y salud con realidad virtual para las empresas, te los contamos en el siguiente enlace.