El riesgo eléctrico está presente en numerosos puestos y entornos laborales, y provoca cientos de accidentes cada año. Al trabajar con maquinaria o instalaciones eléctricas es necesario tener una conducta preventiva apropiada para evitar sufrir una electrocución. Uno de los accidentes más comunes al trabajar con tensión es el contacto eléctrico indirecto.
El contacto eléctrico indirecto se produce cuando un trabajador contacta con partes de una instalación puestas accidentalmente en tensión. Por ejemplo, cuando un cable contacta con una parte mal aislada, como una carcasa, puede ponerla en tensión y electrocutar a quien la toca.
Los accidentes por contacto eléctrico indirecto se producen a menudo. Según la Estadística de Accidentes de Trabajo del gobierno de España, en 2022 hubo 456 siniestros por contacto eléctrico indirecto o arco eléctrico.
Se llama arco eléctrico a la descarga formada entre dos elementos con diferencia de potencial, como un salto en la corriente eléctrica. En este caso, los accidentes por contacto eléctrico indirecto y los de arco eléctrico se contabilizan en una misma categoría.
Por otra parte, existen los accidentes por contacto eléctrico directo, que se producen al tocar partes activas de una instalación o aparatos en tensión. Este tipo de siniestros son también muy frecuentes, con 479 casos en España en 2022.
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No siempre resulta sencillo evitar un contacto eléctrico indirecto, ya que es más impredecible que el contacto directo. A veces es complicado detectar si una parte de un aparato puede haber sido puesta en tensión.
Un ejemplo de esto serían aparatos con cables recubiertos por una carcasa, como secadores. Si un cable se suelta y contacta con la carcasa, habrá riesgo de que se ponga en tensión y se produzca el contacto eléctrico indirecto.
No obstante, hay algunas indicaciones que pueden servir para evitar este tipo de accidentes. Una de ellas sería tener las carcasas de los aparatos conectadas a una toma de tierra. Esto puede ser decisivo para evitar una electrocución.
Otra recomendación es contar con aparatos con doble aislamiento, conocidos como Clase II. Las dos capas de aislante de estos dispositivos evitan que se produzca un contacto eléctrico indirecto.
Además, para realizar trabajos en entornos laborales hay normativas y buenas prácticas, como colocarse los EPIs adecuados o seguir las 5 reglas de oro. Es importante enseñar y practicar estos protocolos en las formaciones de seguridad y salud laboral.
En los últimos tiempos, una nueva tecnología ha llegado para potenciar y dinamizar la formación en prevención de riesgos laborales: la realidad virtual. Esta herramienta ya se utiliza para impartir entrenamientos de riesgo eléctrico realistas y concienciar a los empleados.
La realidad virtual permite reproducir escenarios y situaciones de riesgo difíciles de plantear en la vida real, gracias a simulaciones. El usuario, colocándose unas gafas, se sumerge en la simulación e interactúa y vive experiencias en primera persona.
En una formación de riesgos eléctricos, esto se traduce en colocar al trabajador frente a situaciones de peligro. El formador configura los riesgos, como el contacto eléctrico indirecto o directo, y el empleado debe realizar los protocolos de seguridad.
Esta tecnología permite entrenar la toma de decisiones del trabajador, que puede cometer errores o incluso sufrir accidentes. De esta manera, los empleados se conciencian y aprenden de sus errores sin peligro real, para no volver a cometerlos.
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