El suicidio es una de las grandes lacras de nuestra sociedad, y se mantiene como una de las primeras causas de muerte no natural. Un suicidio puede ocurrir también en un entorno laboral, o producirse por causas relativas al trabajo. En estos supuestos, el suicidio se considera un accidente laboral.
Es importante conocer cuándo un suicidio puede ser considerado accidente laboral, por las consecuencias que acarrea para la empresa. En caso de muerte por accidente de trabajo, la empresa o mutua deberá abonar las prestaciones correspondientes.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 hubo al menos 4.097 muertes por suicidio en España. Este dato supuso un aumento del 2,3% con respecto a la cifra de 2021.
Por primera vez en varios años, el suicidio no aparece como primera causa de muerte externa. Los ahogamientos, sumersiones y sofocaciones accidentales han adelantado al suicidio con 4.102 casos, en lo que supone una diferencia mínima.
Analizando la cifra, en España hay una media de más de 11 suicidios al día. Esto refleja la magnitud del problema y la necesidad de tomar medidas para mejorar la salud mental de la población.
La población juvenil no escapa, ni mucho menos, a esta gravísima realidad, como refleja el informe ‘Evolución del suicidio en España en población infantojuvenil’. El suicidio aparece como la primera causa de muerte entre la población de 12 a 29 años de edad, con 336 casos en 2021.
Tratándose de un problema social tan grave y con tanta preponderancia, es importante analizarlo también desde la perspectiva del trabajo. Atendiendo a las leyes y la jurisprudencia, sí, un suicidio puede ser considerado accidente laboral.
Según el artículo 156.3 de la Ley General de la Seguridad Social, “son constitutivas de accidente de trabajo las lesiones sufridas durante el tiempo y en el lugar del trabajo”. Esto significa que, si el suicidio se produce en el entorno laboral durante la jornada, se considerará accidente laboral.
No obstante, un suicidio también puede ser accidente de trabajo cuando se produce fuera del mismo. Para ello, debe haber una relación de causalidad entre el suicidio y un conflicto laboral anterior. Es decir, si el origen del suicidio está relacionado con el trabajo, se considerará accidente laboral.
La web Noticias Jurídicas cita casos y jurisprudencia que respaldan esta afirmación. Si la parte contraria no puede demostrar que las causas del suicidio fueron externas al trabajo, entra en la categoría de accidente laboral.
Uno de los ejemplos data de una sentencia de 2019 del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Un empleado se había precipitado desde una azotea tras mantener una discusión con un cliente, y el Tribunal lo consideró accidente de trabajo. En este caso, la mutua debió pagar las prestaciones correspondientes a los familiares del fallecido.
Sea o no accidente de trabajo, está claro que ningún ámbito está exento de que se produzcan casos de suicidio, tampoco el laboral. De ahí la importancia de cuidar la salud mental de los trabajadores, evaluando y previniendo los llamados riesgos psicosociales.
Los riesgos psicosociales derivan de la gestión y la organización del trabajo, y dependen de múltiples factores. Estos riesgos generan estrés laboral en el trabajador, lo que puede provocar situaciones como ansiedad, depresión, accidentes o incluso suicidio.
El suicidio, como hemos visto, es la consecuencia más grave de los riesgos psicosociales. Para evitar llegar a semejante situación, las empresas están obligadas a realizar una evaluación de estos riesgos. Las compañías que no evalúan los riesgos psicosociales ni toman medidas para prevenirlos están expuestas a sanciones y multas.
¿Quieres saber cómo prevenir riesgos psicosociales en el trabajo? Descúbrelo en el siguiente enlace.