La pandemia, la digitalización o el cambio climático han cambiado nuestra forma de trabajar, y han traído a Europa nuevas tendencias e innovación en PRL. La salud y la seguridad en el trabajo han pasado a recibir una atención sin igual por las organizaciones y por la vida pública.
El entorno BANI, junto con las oportunidades recién descubiertas relativas al mundo laboral móvil y digital, formarán parte del cambio y conformarán la seguridad en el trabajo del futuro.
También la modalidad híbrida de teletrabajo, que seguirá imperando, y la salud mental en el foco como riesgo psicosocial. En este caso, la gestión como una empresa saludable será el reto de todas las organizaciones.
Es necesario apostar por la diversidad como generadora de valor en las diferencias de género, procedencia, cultura, edad, funcionalidad o sexualidad. También como respuesta a la globalización y a la generación de mejor y mayor competencia.
La retención del talento será vital para evitar la fuga de trabajadores y beneficiar una mayor flexibilidad. El salario económico cada día tiene menos valor, y se fomentan otras medidas de conciliación y flexibilidad. Las personas pasan a estar por delante de procedimientos y normas.
“Sólo lo medible es mejorable”: con el teletrabajo aterrizado, las organizaciones necesitan medir la productividad de sus empleados, por lo que las mismas herramientas que los colaboradores utilizan actualmente para trabajar en un entorno virtual serán las que se utilicen para evaluar su productividad.
Promoción de la comunicación saludable y el liderazgo. El objetivo de la generación de cultura preventiva y transversal en la organización debe llegar al corazón y a la mente de los colaboradores.
Se requiere la concienciación de que la prevención es algo transversal a las organizaciones. Este entorno y el cambio constante deben consolidar la flexibilidad y disposición para aprender y mejorar día a día.
De ahí la importancia del liderazgo, también en seguridad, la gestión activa, como factor decisivo para garantizar el éxito de la salud y la seguridad en el trabajo. Ese liderazgo necesita alimentarse de la escucha activa, del valor del equipo y de un interés real por el bienestar de sus colaboradores. El objetivo es lograr una cultura preventiva a la altura de este tiempo convulso.
En una forma global, la finalidad es alcanzar el bienestar laboral y la gestión de una empresa como saludable. Son muchas las organizaciones que cada vez más tienen en cuenta la salud en su forma más holística (mental y física), que impacta directamente en la salud financiera de las organizaciones.
La sostenibilidad va de la mano de la tecnología para ayudar a la competitividad y eficiencia de las organizaciones. El negocio, además de tener en cuenta la imprescindible parte económica, fija estrategias con menor impacto ambiental y apoya el desarrollo social. Un negocio sostenible donde la filosofía debe tener en cuenta nuestras necesidades actuales sin comprometer las necesidades de generaciones futuras.
La digitalización y el análisis de datos tienen el fin de aportar ROI, organización y coherencia al tratamiento de la información. La innovación en PRL ayudará sin duda en la toma de decisiones a más alto nivel. La aportación de las tecnologías digitales como la realidad virtual (RV), la realidad aumentada (RA) o los drones como desarrollo y aplicación de casos de éxito son un ejemplo.
La automatización de algunas tareas continuará dando pie a aquellos trabajos que dependen de una persona y que haya más interacción humano-robot. La próxima generación de tecnología comenzará a reemplazar tareas administrativas. Se calcula que hasta el 65 % de las tareas que un gerente realiza actualmente tiene el potencial de ser automatizadas para 2025.
Los prevencionistas, los profesionales de la HSE son una pieza clave para garantizar la salud, seguridad y bienestar de los trabajadores. También para hacer del mundo un lugar mejor, más seguro, más sano y más sostenible.
Si quieres saber más acerca de la rentabilidad de invertir en PRL, descúbrelo en este enlace.