Los equipos de protección individual (EPIs) son imprescindibles para realizar trabajos en altura con seguridad. Las caídas desde altura son uno de los accidentes laborales más peligrosos, como demuestran los datos oficiales. En 2022, hubo 73 trabajadores que perdieron la vida mientras realizaban trabajos en altura.
Como comentábamos, la protección de los trabajadores es esencial para reducir estas cifras, con medidas como los EPIs para trabajos en altura. También lo es la formación en prevención, que ya incorpora herramientas revolucionarias como la tecnología de realidad virtual.
A continuación, explicaremos en qué consisten algunos de los EPIs para trabajos en altura más importantes, y las normativas europeas que los regulan.
Generalmente de fibra de nailon, del tipo poliamida, son uno de los EPIs para trabajos en altura más básicos. Pueden ser semiestáticas, para soportar esfuerzos constantes, o dinámicas, reaccionando mejor frente a un impacto al tener mayor elongación.
Dispositivo de prensión del cuerpo diseñado para parar una caída en condiciones de seguridad. Puede disponer de anilla pectoral y anilla dorsal (espalda), cinturón de posicionamiento (sujeción) y anilla ventral (arnés de asiento), entre otros. Otro de los EPIs para trabajos en altura más conocidos.
Es la parte del arnés anticaídas que sirve junto con el elemento de amarre de sujeción para posicionarse en un emplazamiento en altura y poder trabajar con las manos libres.
Es la parte del arnés anticaídas que permite realizar trabajos verticales. En casos específicos como el sector eléctrico, permite un posicionamiento útil para realizar trabajos que requieran alejarse de la estructura (por ejemplo, echarse hacia atrás para trabajos en los aisladores).
Estos EPIs para trabajos en altura son conectores que también se utilizan en escalada. El mosquetón se utiliza para unir la cuerda de línea de vida o retráctil a los materiales del equipo vertical o para conectar los diferentes accesorios. Debe tener al menos dos movimientos consecutivos y voluntarios para su apertura. Pueden ser de rosca o automáticos.
La línea de vida es un sistema de anclaje instalado junto a la estructura, consistente en un cable o cuerda vertical. Las cuerdas de alma y funda trenzada y bajo coeficiente de alargamiento (semiestáticas) son las comúnmente más utilizadas. Al tener hasta un 5% de elasticidad son capaces de amortiguar la caída.
Es un dispositivo que se asocia a una cuerda compatible para, en conjunto con el arnés, parar una caída en condiciones de seguridad. Pueden deslizar un metro como máximo hasta parar la caída.
Estos EPIs para trabajos en altura permiten conectar el arnés con aparatos de descenso o ascenso, o con la estructura. Consiste en una cuerda con un conector en su parte central que se engancha al arnés, y otros dos conectores (mosquetones) en los extremos.
Sirve para sujetarse a la estructura y liberar las manos. Se recomienda que sea regulable en longitud para que permita alejarse o acercarse al punto de trabajo. Un ejemplo de estos EPIs para trabajos en altura es el grillón.
El grillón se puede utilizar en posición simple, conectándolo al punto de enganche central del arnés, o en doble. En este caso, se conecta con un mosquetón a uno de los enganches laterales del arnés. Después se pasa alrededor de la estructura a la que nos vamos a amarrar, y se conecta al enganche lateral restante.
El casco con barbuquejo es el adecuado para trabajos en altura. Lleva una cinta que se coloca por debajo de la barbilla, para mantenerlo sujeto a la cabeza. Estos EPIs para trabajos en altura evitan golpes contra las estructuras y ofrecen protección constante durante el trabajo o en caso de caída.
Es un dispositivo anticaídas que se compone de dos ganchos y dos elementos de amarre unidos a un absorbedor de energía. Este sirve para amortiguar la caída. El doble gancho también lleva un mosquetón para unirlo con el arnés.
En España, uno de cada 9 accidentes de trabajo mortales son caídas en trabajos en altura. Es fundamental entrenar a los empleados para identificar y prevenir los riesgos de manera eficaz. En este contexto, la aparición de nuevas tecnologías como la realidad virtual en formaciones de seguridad y salud puede ofrecer una solución.
La realidad virtual (VR) reproduce entornos y situaciones realistas gracias a simulaciones. El usuario se sumerge en la simulación gracias a unas gafas, interactúa y vive experiencias en primera persona. Esto ya se está aplicando en formaciones de prevención de riesgos como Trabajos en altura.
En una formación con la plataforma de realidad virtual de Ludus, el formador puede situar al trabajador en lo alto de una grúa o edificio. El empleado se protege con los EPIs para trabajos en altura, y puede cometer errores o incluso sufrir caídas virtuales.
Además, estas formaciones con VR permiten experimentar sensaciones reales, como la acrofobia (conocida popularmente como vértigo). Así, se prepara a los trabajadores para realizar prácticas o trabajos de manera segura, concienciándolos con simulaciones inmersivas y realistas. También para tomar decisiones, como protegerse con los EPIs para trabajos en altura adecuados.
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