Los casos de accidentes laborales en el mundo no dejan de aumentar, y continúan siendo una causa de muerte preocupante. Según la Organización Internacional del Trabajo, cada año hay unos 2,6 millones de trabajadores fallecidos por causas laborales.
Las consecuencias de los accidentes laborales al alza también dejan su huella en España. En 2022, hubo 653.510 casos de accidentes de trabajo en jornada, un crecimiento del 8,71% respecto a 2021. De estos accidentes, casi 4.000 fueron graves, y más de 700 provocaron la muerte de un trabajador.
Esta siniestralidad causa un impacto negativo evidente en la vida del trabajador que la sufre, pero también en las empresas. Las consecuencias de los accidentes laborales para las compañías evidencian la importancia de fortalecer la prevención y la formación en seguridad laboral.
La productividad es uno de los primeros elementos que se ven afectados por la siniestralidad. Se trata de una de las consecuencias de los accidentes laborales más evidentes, ya que el absentismo del trabajador accidentado provoca perder productividad.
Además, el tiempo dedicado a investigar el accidente y solucionar sus causas, como una maquinaria defectuosa, afecta a su vez a la productividad.
Esto no solo afecta al empleado accidentado. Comprobar cómo un compañero ha sufrido un accidente mientras desempeñaba una labor similar a la suya afecta a la moral de todos los trabajadores. Este impacto va muy ligado a la pérdida de productividad que mencionábamos antes.
Ambas consecuencias de los accidentes laborales están relacionadas de forma directa. La escasa moral, la sensación de desprotección, la preocupación por el compañero… Todas ellas perjudican el desempeño de los trabajadores, afectando negativamente a la productividad de la empresa.
Por último, unos trabajadores desmotivados a causa de su baja moral serán más propensos a sufrir a su vez un accidente. Según la OIT y la OSHA, el error humano causa entre un 80% y un 90% de los accidentes laborales. Mantener a los empleados alerta y motivados es esencial para no sufrir las consecuencias de los accidentes laborales.
La imagen exterior de la empresa también se ve perjudicada a causa de la siniestralidad laboral. Si no se transmite la sensación de que la empresa es segura y los trabajadores están bien cuidados y protegidos, la reputación cae.
Una empresa con fama de tener malas condiciones laborales o inseguridad tiene más complicado generar confianza en posibles clientes o inversores. Esto se traduce en pérdidas o en un posible descenso de ventas. La mala publicidad es otra de las consecuencias de los accidentes laborales, y afecta de manera evidente a las compañías.
Se trata de otra de las consecuencias de los accidentes laborales más palpables. La OIT estima que el coste total de los accidentes y enfermedades profesionales en el mundo asciende a cerca de 3 billones de dólares anuales. Esto supone casi un 4% del producto interior bruto (PIB) mundial.
La cifra aproximada engloba los diferentes costes surgidos a raíz de los accidentes de trabajo. Gastos médicos del trabajador lesionado, costes por pérdida de calidad de vida, costes burocráticos, indemnizaciones, litigios…
El absentismo es el fenómeno que se produce cuando un trabajador no asiste a su puesto, y puede deberse a varias causas. Es otra de las consecuencias de los accidentes laborales, y también provoca pérdidas para las empresas.
La tasa de absentismo (el porcentaje de horas pactadas perdidas) superaba el 6% en España en 2022. Los costes directos e indirectos del absentismo laboral superaron en 2021 los 37.000 millones de euros en España.
Para evitar o mitigar las consecuencias de los accidentes laborales, es fundamental fortalecer la prevención de riesgos a través de la formación. Entrenar a los empleados en procedimientos de seguridad o uso de equipos de protección adecuados puede salvar sus vidas.
Además, esta formación en seguridad y salud es una obligación legal para las compañías. De hecho, si se produce un accidente laboral y no se ha impartido una formación preventiva adecuada, la responsabilidad será siempre de la empresa.
Actualmente, hay herramientas que permiten demostrar que se ha impartido una formación basada en estándares normativos de prevención. Esto puede ahorrar sanciones a las empresas en caso de accidente.
Una de esta herramientas es la realidad virtual. Esta tecnología dinamiza y potencia las sesiones formativas, recreando situaciones de riesgo realistas en simulaciones. De esta manera, los empleados aprenden y practican los protocolos de seguridad sin ponerse en peligro real.
Una de las ventajas de la realidad virtual es la recopilación de data de uso y rendimiento. Con ella, se puede demostrar que se ha impartido una formación adecuada, además de comprobar el rendimiento de los trabajadores entrenados.
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